Anodinos, aburridos, mal distribuidos, poco funcionales… son algunos de los errores más comunes que presentan los salones. Sin embargo, cuando se reforman cobran vida de nuevo. Replantearnos una reforma para planificar de cero el espacio, pintar el salón en otro color para que parezca más grande, crear una zona de salón y comedor donde poder disfrutar de largas charlas… Todas estas propuestas son posibles con un poco de imaginación y presupuesto, y sin lugar a dudas, te cambiarán la vida. Hoy compartimos 6 salones con su antes y su increíble después, para que tomes nota.
1. El salón de tus abuelos convertido en un luminoso espacio
Antes: Este salón tenía muchas cosas en contra: la falta de luz, los muebles anticuados que reinaban en él, el gotelé de la pared, el color oscuro de las puertas y por supuesto, ni hablar de la decoración. Cuando sus dueños se instalaron en este piso, tuvieron claro lo que buscaban: un espacio donde reunir a amigos, un gran sofá y un espacio realmente luminoso. ¿Crees que lo consiguieron?
Después: lo consiguieron y ¡con mucho éxito! Lo primero que hicieron fue abrir un gran ventanal por donde fluyera la luz natural, a la que le dieron un gran protagonismo, lejos del oscurantismo del salón anterior.
La pintura de la pared recobró vida una vez eliminado el gotelé y pintado todo el salón en color blanco, lo cual potenció aún más la luminosidad del salón.
Los muebles: optaron por un gran sofá en tonos grises y una amplia mesa comedor donde poder recibir a los amigos. El resultado: un increíble salón comedor totalmente renovado.
2. De un salón sin vida a uno con alma
Antes: este salón tenía el problema de que sus dueños lo habían ido llenando de muebles según fueron creciendo sus necesidades, aunque a veces sin acierto ni estética.
Por eso, llegó un momento donde el salón estaba atestado de sofás y sillones que ocupaban mucho sitio y hacían el espacio mucho más pequeño.
Además, contaba con una mesa en el comedor de cristal bastante antigua con una lámpara en el techo especialmente arcaica.
- Pide al profesional una pequeña prueba de color antes de empezar para confirmar que el tono es el adecuado.
- Forra los muebles que no puedas sacar con plástico o emplea una doble capa de sábanas viejas.
- Deja las paredes libres: tornillos, baldas, estanterías…
3. Un salón de estilo funcional
Después: sus dueños optaron por crear un salón funcional, que resolviera sus necesidades diarias: la de descanso y la de comedor.
Por eso, cambiaron el suelo por completo eligiendo un laminado en color blanco y potenciando el contraste entre suelo y pared, con una pintura gris marengo que resaltara la zona de estar y la separara visualmente de la zona del comedor.
Para aligerar el espacio, no saturaron el salón con muebles y los que eligieron eran bastante livianos, lo cual contribuía al éxito de la funcionalidad del mismo.
4. Un salón con mucha personalidad
Antes: este salón contaba con la doble ventaja de la luminosidad y de la distribución.
Sin embargo, los colores y una mala elección de los muebles lo hacían muy triste y sin personalidad. Los cambios eran claros, ¿conseguirían sus dueños su propósito?
Después: un suelo laminado con brillo aportaba un toque muy elegante al salón. La zona de la chimenea se unificó cromáticamente y se apostó por un color de mucha actualidad: el gris marengo, manteniendo el ladrillo vista y otorgando así mucha personalidad el espacio.
Muebles modernos, ligeros, diferentes texturas y colores supusieron un reto a la hora de combinarlos, pero el éxito obtenido mereció la pena. El resultado: un salón muy actual con personalidad.
- Son caros, pero muy duraderos, con un mantenimiento adecuado. Se pueden lijar y barnizar varias veces.
- Existen diferentes tipos maderas (en tonos claros, oscuros o rojizos), y de colocación: mosaico, espiga, en tablas…
- Contar con presupuesto adicional para el rodapié.
5. Aburridos del mismo salón
Antes: este mini salón sin luz natural resultaba muy útil a sus dueños que tenían claro que no querían modificar la distribución.
Sin embargo, necesitaban algún cambio en el salón, que fuera más luminoso, más agradable y apetecible estar en él.
Después: optaron por pintar muchos elementos del mismo salón, transformándolo por completo. Por ejemplo, la estantería perdió su color oscuro y lo cambió por el blanco, también los cuadros de la pared que al usar las tonalidades azules hacían el espacio mucho más fresco.
En cuanto al mobiliario, dieron un paso más, apostando por el color amarillo en las sillas, lo cual creaba un contraste muy personal y acertado, además de modernidad.
6. Lo que puede hacer la pintura
Antes: este salón de inspiración nórdica resultaba ya de por sí muy agradable: los suelos barnizados, el mobiliario ligero y el color blanco como inconfundible protagonista.
Sin embargo, los dueños quisieron darle un giro usando únicamente la pintura. Y este fue el resultado…
Después: jamás hubiera imaginado lo que puede cambiar un espacio tan solo modificando el color de la pintura.
Aquí, se apostó por el color negro aplicado en una de las paredes y creando un contraste revelador y espectacular con el resto del salón.
El gran ventanal de la derecha hace que el espacio, a pesar de haber girado al negro, resulte muy motivador y nada triste. ¿Qué te parece el cambio? ¿Lo ves acertado?
Fuente: https://habitissimo.es