Cambiar el color de la pared siempre es una atractiva opción para hacer que nuestro dormitorio sea más acogedor. Opta por colores suaves; los pastel o blancos rotos son una apuesta segura si no queremos cansarnos pronto. También puedes elegir papel pintado o combinar un muro de un color algo más fuerte y dejar el resto de paredes blancas. Los complementos textiles te ayudarán a hacer más bonito el dormitorio.

Para dar ese toque de calidez que buscamos en el dormitorio, a veces es tan sencillo como cambiar el rodapié por uno de color blanco y más alto. Los de madera o DM lacado suelen ser una buena opción: son duraderos y económicos. Si te decantas por esta idea, elige un rodapié de al menos 120 mm de alto. Estos son más visibles y, por tanto, visten más las paredes.

La iluminación es clave para conseguir un efecto relajante y agradable. En el dormitorio no hace falta tener una gran iluminación, pero sí es recomendable contar con diferentes puntos de luz. Por ejemplo, una luz general en el techo puede ser una alternativa combinada con luces de ambiente, como unos focos empotrados en la pared o encima de las mesillas. Es importante que tengas un regulador de intensidad con el fin de conseguir el efecto lumínico que busques en cada momento.

Si hay un material versátil y para todos los bolsillos, ese es el parqué. Desde los acabados mate con efectos satinados hasta los que tienen brillo. También hay variantes de color y de tamaño de las lamas, pero todos tienen algo en común: aportan calidez al dormitorio y gran elegancia. El único inconveniente es que, al ser material natural, requiere cuidados especiales y su mantenimiento es algo más delicado que el de un material sintético.